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El presidente de EEUU, Barack Obama, recordó este pasado 3 de febrero cómo la presidencia ha aumentado sus deseos de orar para pedir a Dios fuerzas ante todo tipo de retos.

«Estos dos años han acentuado mi fe. La presidencia tiene una curiosa manera de hacer que una persona sienta ganas de orar«, dijo Obama en el tradicional Desayuno Nacional de Oración, que reúne cada año a unos 3.500 invitados. «Abraham Lincoln solía decir: ‘Muchas veces me he abandonado a mis rodillas por la sobrecogedora convicción de que no tenía ningún otro sitio donde ir», dijo el presidente.

En el acto, organizado anualmente en nombre del Congreso estadounidense, Obama recordó que su inicio en la fe fue tardío, ya que su madre tenía «un cierto escepticismo hacia la religión organizada» y sólo le llevaba a los cultos religiosos «en Semana Santa y en Navidad… a veces».

LA IMPORTANCIA DEL VOLUNTARIADO
Sin embargo, sus inicios en su dedicación al servicio público fueron en un grupo de iglesias protestantes de Chicago, en las que trabajaba como voluntario social, fue una experiencia que le llevó «a conocer a Jesucristo por mí mismo y aceptarle como mi Señor y salvador».

Obama comienza cada mañana «con meditaciones de las Escrituras»bíblicas, recibe regularmente a pastores evangélicos amigos en el Despacho Oval para «orar por el país» y cuando se encuentra en vacaciones en Camp David, agradece la sensación de «descanso y comunión» que encuentra en su capilla. Esa «fuerza sustentadora» ha supuesto para el líder que su fe cristiana no mengue cuando su esposa, Michelle, y él, escuchan «cómo cuestionan nuestra fe de vez en cuando».

El presidente no mencionó los rumores que afirman que en realidad es musulmán, y en los que cree uno de cada cinco estadounidenses según una encuesta de agosto de 2010. No obstante, subrayó que las dudas de otros sobre su fe le recuerdan «que lo que importa no es lo que otros digan, sino si estamos siendo fieles a nuestra conciencia y fieles a Dios».

FUERZA ‘PARA ENFRENTARSE A LOS RETOS’
Cuando le preguntan por qué habla con Dios, indicó Obama, él responde que muchas veces sus plegarias son generales, como pedirle a Dios que le dé fuerzas «para enfrentarse a los retos del cargo». «Otras veces son más específicos: Dios, dame paciencia mientras Malia se va a su primer baile, donde habrá chicos. Dios, haz que esa falda se haga más larga mientras viaja al baile», bromeó.

Pero la mayoría de sus oraciones, dijo cambiando de tono, se dirigen a un tema recurrente: «le pido a Dios por mi capacidad de ayudar a los que están sufriendo». «Hemos visto mucho sufrimiento estos dos últimos años. Y no pasa un día sin que reciba una carta o conozca a alguien que no tiene trabajo, ha perdido su casa o carece de seguro de salud», afirmó.

Otra de sus plegarias más frecuentes es la que eleva para pedir «humildad», una cualidad que cree necesaria para enfrentar «el debate sobre el papel del Gobierno» que enciende el Congreso y que le recuerda que «nadie tiene todas las respuestas».

En ese sentido, indicó, su esposa Michelle le ayuda a mantener los pies sobre la tierra, cuando «me recuerda que no he hecho alguna tarea o me regaña por ver tres partidos de fútbol seguidos un domingo». Obama ha indicado en otras ocasiones que no quiere unirse a alguna parroquia en Washington para que el despliegue de seguridad en torno a él no moleste a los feligreses en sus momentos de oración. La Casa Blanca asegura que asiste a un culto evangélico cuando pasa los fines de semana en la residencia de descanso presidencial en Camp David.

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