Argentina

LONDRES – El rescate de 33 mineros de una mina que se derrumbó en Chile fue un milagro que incluso los ateos no podrían negar, dijo uno de los mineros rescatados a cientos de cristianos el domingo.

Era una sala sin asientos en All Saints Woodford Wells, en el norte de Londres, donde José Henríquez subió al escenario para dar testimonio acerca del Dios que lo salvó junto a 32 mineros que estaban atrapados bajo tierra durante más de dos meses el año pasado.

Incluso, el que sobrevivieran los primeros 17 días antes de hacer contacto, fue en si un milagro, dijo. Con sólo unas cuantas latas de atún y galletas para comer, los hombres se unieron en ayuno obligatorio – a veces hasta tres días a la vez – sólo para que la comida durara.

Cuando se hizo evidente que sólo un milagro podría sacarlos vivos, fue Henríquez a – conocido como el «pastor» del grupo – al que los hombres se acercaron para ser guiados en oración.

Los mineros llegaron de diferentes denominaciones y algunos eran ateos, pero los 33 participaron en las reuniones de oración.

«Tuvimos un grito desesperado por la oración y un propósito en conjunto. Todos estaban orando: ‘Señor abre una puerta de escape. No hay otra manera a menos que tu lo hagas'», el dijo.

Las reuniones de oración pronto se convirtieron en estudios bíblicos, con Henríquez predicando de memoria y los hombres cantando juntos canciones de adoración.

Fue cuando los hombres siguieron orando diariamente que la presencia de Dios comenzó a hacerse sentir con más fuerza, recordó Henríquez.

«En el principio había mucho caos y desesperación. Todos reaccionamos de formas muy diferentes. Pero a través de la oración Dios cambió nuestros corazones y nos unimos en un propósito. Comenzamos a perder nuestros miedos y ganar esperanza.”

La primera gran prueba de fe se produjo cuando el primer taladro fallo. Pero en lugar de darse por vencido, sólo les estimuló a rezar más a Dios que ayudara a los rescatistas a localizarlos.

Cuando el segundo taladro vino, rebotó en una piedra en el ángulo derecho de la entrada en la cámara que los hombres se habían reunido, dijo Henríquez. «Todos, incluso los ateos, se convencieron en que fue un milagro», el dijo.

Después de eso, los hombres oraron dos veces al día. Alimentos, medicinas, y mensajes de la familia fueron enviados por el hueco. Pero fue cuando recibieron cada uno su propia pequeña Biblia que el cambio en los hombres se hizo aún más profundo.

«El estudio de la Biblia y la predicación de la palabra comenzó a cambiar la vida como siempre lo hace», dijo Henríquez.

La magnitud del cambio fue tan evidente que las esposas de los mineros comenzaron a declarar que sus maridos no les estaban jurando, sino que tratando de predicarles. Al final de la prueba, 22 de los mineros recibieron a Jesús como su Salvador.

«Nadie puede negar lo que vivieron allí. Somos testigos del poder de Dios y lo que hizo allí», dijo Henríquez.

«Muchos tenían malas relaciones con sus esposas, pero comenzaron a apreciar y darse cuenta de lo preciosas que eran.»

«Cuando visité a los hombres en el hospital, todos dieron gracias a Dios por haber dejado que todo eso sucediera. Todos ellos llegaron a experimentar una relación real con Dios allí.

«Aprendí a ser más tolerante y más paciente. Todos aprendieron las lecciones de Dios al estar allí.”

Fue la inconfundible presencia de Dios que inspiró a los hombres para referirse a Él como el «hombre número 34» en la mina.

Henríquez explicó: «Empezamos a sentir la presencia de este amigo, de este minero invisible. No hemos podido verlo, pero él estaba allí con nosotros. No éramos 33 ahí sino 34 y todos estábamos muy claros al respecto.»

Las cámaras de televisión capturaron el momento cuando Henríquez y los otros mineros surgieron uno por uno desde la cápsula de rescate usando camisetas con el lema, ‘Gracias a Dios’, mientras unos de ello cayeron de rodillas orando. Era su manera de expresar su gratitud por lo que Dios había hecho, dijo.

Después de experimentar a Dios con tanta fuerza, Henríquez ahora viaja por el mundo para compartir su testimonio y contarles a otros acerca del Dios vivo que responde a las oraciones de aquellos que claman a él.

Este accidente en particular, Henríquez cree que está siendo utilizado por Dios para revelar su amor y para invitas a todo el mundo de regreso a él.

«Hay muchos accidentes que ocurren todos los días. Sabemos que miles de personas mueren todos los días, pero este accidente, por alguna razón Dios se apoderó de el de una manera muy especial», el dijo.

«No he venido aquí sólo para divertirme. He venido aquí porque mi corazón está tan agradecido a dar testimonio a este Dios de misericordia y Dios de gracia.

«La única razón por la que estoy aquí es porque hay un Dios vivo que está vivo.»

El mensaje de Henríquez para la gente en Gran Bretaña anoche fue para que busquen a Dios hoy en día.

Él agregó: «Por favor, no esperen a tener que sufrir un accidente con el fin de encontrar a Dios o buscarlo.»

Henríquez hará la última parada de su gira por Inglaterra en la Iglesia de St. Mary’s & St Matthews en Cheltenham el 1 de febrero.

La gira fue organizada por Church Mission Society.

Por Maria Mackay|Christian Today Reporter
Traducción de AAlejandro A. Torre

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