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México, Marzo 23, 2007

Una iniciativa conocida estos días de los legisladores capitalinos del Partido de la Revolución Democrática (PRD) para despenalizar el aborto, así como las expresiones de rechazo formuladas ayer por el presidente Felipe Calderón, resucitaron un tema álgido que está presente en la sociedad azteca desde hace por lo menos 9 años. Ya en 1998 la Iglesia Católica y varios sectores de Iglesias Evangélicas se unían para hacer frente a lo que denominan «un flagelo social».

En ese entonces la agencia Zenit del Vaticano daba cuenta de las expresiones de Vicente García Bernal, obispo de Ciudad Obregón, Sonora, quien consideraba que «como todo delito, el aborto también debe ser sancionado con una pena. Es como si dijéramos que cada quien en conciencia vea si el homicidio, el robo o el secuestro son delitos y que nosotros no lo vamos a castigar».

También en ese contexto, Abdías Pérez Landín, presidente del Comité Nacional Evangélico de Defensa de la Vida, declaraba a los medios que en el tema del aborto lo que se requiere es aplicar la ley y sancionar a quienes de manera clandestina llevan al cabo esta práctica.

No es de sorprender que de nuevo la sola posibilidad del tema habrá brechas políticas y religiosas.

Mientras tanto, la Universidad Autónoma de México (Unam) informa que del total de 2 millones 500 mil niños que nacen por año en México, entre 450 y 575 mil son hijos de madres adolescentes, con edades entre 11 y 19 años. Y el 20% de esas gestaciones fueron el resultado de estupros – la mayoría practicado por personas de la propia familia.

Quienes presentan la propuesta, representantes del PRD en el Senado, pidieron ayer al presidente Felipe Calderón que actúe como titular del Ejecutivo y no como vocero del Partido Acción Nacional  (PAN) en este tema.

El dirigente del PAN, Manuel Espino Barrientos, se pronunció en contra del aborto y exigió al jefe de Gobierno de la ciudad de México, Marcelo Ebrard, dar a conocer con toda claridad su posición sobre el tema.

Desde el PRD, el secretario general Guadalupe Acosta Naranjo consideró que a Calderón  no le importan las mujeres que mueren por abortar y le increpó que anteponga dogmas de fe a su cargo de jefe del Ejecutivo.

Según informa La Jornada en su edición del miércoles, el líder del PRD considera que, además de buscar una alianza con la jerarquía católica, Felipe Calderón «mantiene una visión equivocada sobre las cosas. Vivimos en un Estado laico, pero si por los panistas fuera no se usaría el condón y seguiríamos teniendo una tasa anual de crecimiento (de población) del 4 por ciento''.

Alberto Begné,  dirigente del Partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina,aseguró que con sus declaraciones, el presidente Calderón «violenta la obligación que tiene de encabezar un gobierno laico, para todos los mexicanos. Debe saber distinguir entre su convicciones y su papel como jefe de Estado».

Organizaciones católicas salieron a defender la posición presidencial, afirmando que el mandatario defiende la vida; mientras tanto ya manifestaron la decisión de marchar contra la propuesta.

La Barra de Abogados Católicos informó a los medios que interpondrá una queja ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos debido a que los legisladores pretenden, según ellos, censurar a los ministros de culto y laicos que se oponen al aborto. Al rechazo se sumó también el presidente de la Confraternidad de Iglesias Cristianas y Evangélicas, Arturo Farela.

Desde los sectores de defensa de los derechos de la mujer se alzaron varias voces, entre ellas Católicas por el Derecho a Decidir y la organización Equidad y Género quien recordó que el ejecutivo no tiene la potestad de ordenar a la asamblea legislativa qué temas pueden tratar. «El aborto es una realidad y decir que divide a la nación y que por ello no se debata es no reconocer que el país está dividido entre pobres y ricos, entre pobreza y abundancia, y no por ello no se debe debatir la pobreza», afirmaron.

Fuentes: La Jornada, Adital