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“Soy el presidente de todos los egipcios”, afirma el islamista Mohamed Mursi. El colectivo de cristianos teme lo peor: “nuestro gran temor es que los extremistas religiosos lleguen al poder y escriban la Constitución”, advertía hace unos días una mujer copta

El islamista Mohamed Mursi, candidato de los Hermanos Musulmanes, ha proclamado este domingo, 24 de junio, su victoria en las primeras elecciones presidenciales democráticas celebradas en Egipto con un discurso en el que se ha reivindicado como presidente de todos los egipcios y se ha comprometido a respetar los tratados internacionales firmados por los anteriores gobiernos.

“En este gran día, yo os digo que, con vuestra elección y vuestra voluntad, soy el presidente de todos los egipcios”, ha declarado Mursi en el discurso televisado desde la sede de la televisión pública en El Cairo.

“No caben un lenguaje de enfrentamiento, ni las acusaciones de traición […]. Os invito a fortalecer nuestra unidad”, ha añadido. En ese sentido, se ha referido expresamente a los musulmanes, mayoría en Egipto, y a los cristianos coptos. “Todos nosotros, cristianos y musulmanes, somos el origen de la civilización y afrontaremos juntos cualquier conspiración que pretenda dividir”, ha advertido.

“Cumpliremos con los tratados y acuerdos internacionales y mantendremos unas relaciones internacionales equilibradas basadas en los intereses mutuos y en el respeto. […]. “Venimos en paz”, ha subrayado.

Sin embargo, también ha advertido de que no tolerarán ninguna violación de la soberanía egipcia ni ingerencia de ningún tipo. “No permitiremos ninguna intervención en nuestros asuntos internos […]. Que todo el mundo sepa que las decisiones de Egipto vienen de dentro, de la voluntad de su pueblo”, ha apostillado.

Otro de los anuncios del nuevo presidente electo, que no mueve precisamente al optimismo en Occidente, es su intención de ampliar las relaciones con Irán para crear un “equilibrio” estratégico en la región.

Mursi pronunció su discurso después de que el presidente de la Comisión Electoral, Faruq Sultán, diese a conocer el resultado de las elecciones. Sultán defendió la neutralidad de su comisión y criticó a quienes argumentaban una manipulación de los resultados.

Cabe recordar que el retraso en dar a conocer los resultados dio pié a todo tipo de especulaciones, sobredimensionadas por algunos medios de comunicación, incluyendo la de que los Hermanos Musulmanes preparaban “la masacre del siglo”.

El temor de los cristianos, la nueva Constitución

A pesar de que en su discurso Mursi se ha referido a “cristianos y musulmanes” en tono conciliador, a nadie se le escapa que, con los Hermanos Musulmanes en el poder, la situación de los cristianos coptos en Egipto, aproximadamente el 10% de la población, puede ir a peor.

Así lo consideraba el pasado 27 de mayo el periodista y escritor británico John Carlin, cuya actividad profesional se ha centrado, entre otras cuestiones, en la política. Su libro Playing the Enemy (El factor humano, en castellano), inspiró a Clint Eastwood para dirigir su filme Invictus.

En un artículo de opinión publicado en el diario El País, ‘A vida o muerte’, Carlin recordaba que la situación de los cristianos egipcios, para los que “no hay posibilidad de emigrar”, “si ganan los islamistas se complicará”.

En ese sentido, el temor de los egipcios está centrado en el debate sobre la nueva Constitución. “La clave estará en el grado de protección que se extienda a todas las religiones”.

“Y después, en el caso de que se acabe enmarcando el derecho de cada individuo a ejercer su fe libremente, se tendrá que ver hasta qué punto los gobernantes aplicarán la ley o si, como muchos coptos temen, harán la vista gorda a aquellos sectores del islamismo radical que busquen subvertirla por la intimidación o la fuerza”, añade el escritor y periodista.

Al respecto, hay que recordar el constante ninguneo de los cristianos en las instituciones. De hecho, en el comité que aborda la reforma constitucional no hay ningún representante cristiano copto, como tampoco hay ninguna mujer. Pero, entre sus filas sí que cuenta con un representante de los Hermanos Musulmanes.

Esperando lo peor

Carlin recuerda que “existen precedentes para que los coptos esperen lo peor, […] como se vio en octubre del año pasado cuando los soldados mataron a 24 manifestantes cristianos en el centro de El Cairo, o seis meses antes (en plena euforia, se suponía, de la primavera árabe), cuando 15.000 islamistas atacaron el barrio cairota de Mokattam, un enclave cristiano, dejando un saldo de 13 cadáveres y 200 heridos”.

El articulista nos habla del barrio cristiano de Mokattam, donde viven 70.000 personas, y, además de hacer referencia a los problemas por la acumulación de basura en un barrio olvidado, señala que lo que más llama la atención “es la iconografía cristiana que asalta los ojos en cada fachada, en cada rincón del barrio, dentro de las tiendas polvorientas o en los muros de los bares donde señores mayores vestidos con túnicas largas fuman y toman té”.

Hasta tal punto esto es así que, “mientras que en un país hispano uno asocia imágenes coloridas, chillonas, de la Virgen María o del Sagrado Corazón de Jesús o de la última cena con la tradición y el conservadurismo, aquí son símbolos de resistencia y progresismo”.

Carlin confirma en su artículo sus temores con el testimonio de una mujer copta: “Nuestro gran temor es que los extremistas religiosos lleguen al poder y escriban la Constitución, y que este se convierta en un país religioso, en vez de uno abierto a todas las religiones”.

Es decir, “que se prohíba la construcción de iglesias y que cierren o quemen las que ya están, que las mujeres tengamos que cubrirnos el pelo y las caras, que nos detenga la policía y que, poco a poco, esto se vaya convirtiendo en Afganistán”, concluye.

Fuente: www.forumlibertas.com

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