Argentina

Un informe destaca el creciente peligro para los cristianos en el país surasiático ante la reorganización soterrada de grupos que “alimentan el terrorismo”, según la Comisión de Libertad Religiosa.

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La Alianza Evangélica Mundial, a través de un informe elaborado por su Comisión de Libertad Religiosa, ha mostrado su preocupación por la escasa importancia que desde Occidente y, en concreto, desde los Estados Unidos, se muestra hacia el aumento del extremismo en Indonesia.

La Comisión dice en su informe, publicado en la página web de la Alianza, que desde los atentados de 2002 en Bali los Estados Unidos han centrado sus esfuerzos en Indonesia en debilitar al grupo terrorista más peligroso, el Jemaah Islamiya (JI), con resultados aceptables. Sin embargo, la amenaza sigue existiendo ya que “el extremismo, que alimenta el terrorismo, está creciendo sin cesar”.


En los últimos años, Estados Unidos ha intentado sofocar los brotes favorables a este grupo terrorista en la zona del sudeste asiático, que tiene un gran valor estratégico y sobre todo comercial, al atravesar por la costa de Indonesia una de las principales ruta marítimas del mundo. De hecho, muy cerca del estrecho de Malaca, enclave principal para el comercio, fueron detectados campos de entrenamiento de Jemaah Islamiya.

SEMILLAS DE ODIO
El problema, sin embargo, es más profundo que el acotar y perseguir los movimientos de este grupo terrorista islámico. Indonesia tiene la mayor población musulmana de la zona, y está considerado como un modelo de compatibilidad del Islam con la democracia. La mayoría de los 210 millones de musulmanes del país son sunitas moderados, aunque los enfoques conservadores salafistas del Islam echaron raíces en el país a través de grupos paramilitares, como el Islam Darul (DI), que se formó en 1942 durante la Guerra de la Independencia del Imperio Alemán, y que más tarde se reagrupó en el Dewan Dakwah Islam Indonesia o DDII en 1967.

El ex dictador Suharto mantuvo a estos grupos islamistas bajo un estricto control durante su mandato desde 1967 hasta 1998. Pero después de su caída, el DDII ha resurgido con fuerza, siendo Jemaah Islamiya sólo una desus facciones.

Una muestra fueron los atentados terroristas vividos en Bali en 2002, las explosiones en el Hotel Marriott en 2003, el ataque a la embajada australiana en 2004, los atentados nuevamente en Bali en el 2005, los atentados a los hoteles Marriott y Ritz-Carlton en 2009, y un fallido complot para asesinar al presidente Susilo Bambang Yudhoyono en 2010.

EXTREMISMO EN EXPANSIÓN
El problema principal, según el informe de la Alianza, está en que los gobiernos occidentales no están teniendo suficientemente en cuenta la situación actual del aumento de mensajes extremistas entre la población. Aunque han pasado unos meses sin que haya ningún ataque relevante, se sospecha que podría tratarse de una tregua temporal y con una intención de rearme.

“Frente a la presión policial fuerte, ellos (los yihadistas) están encontrando formas para reagruparse en la cárcel y a través de foros de Internet, campamentos de entrenamiento militar y los matrimonios concertados”, explica un informe del Grupo de Crisis Internacional (GCI), titulado “¿Cómo se reagrupan los extremistas indonesios?”, dado a conocer el 16 de julio.

Las conclusiones del informe no son una sorpresa. “El problema del terrorismo es que está motivado por la ideología radical, por lo que el movimiento no se termina automáticamente con la captura y muerte de las figuras clave”, explica el jefe de la Agencia Nacional Antiterrorista de Indonesia, Ansyaad Mbai. Según Mbai, la JI se había “metamorfoseado” en distintas y nuevas amenazas.

Muchos de los grupos yihadistas que existen en la actualidad están relacionados con el Tauhid Jamaah Anshorut (JAT), un grupo formado en 2008 por el líder espiritual de Jemaah Islamiya, Abu Bakar Ba’asyir. El informe del GCI explicaba que “algunos grupos pro-sharia (ley islámica) no utilizan la violencia por sí mismos, pero sus enseñanzas están en consonancia con las opiniones yihadistas más extremas”.

ATAQUES A MINORÍAS
Kiky Hutami, investigador en el Instituto Setara para la Paz y la Democracia de Jakarta, está de acuerdo en que el crecimiento del extremismo puede estar relacionado con el terrorismo. “El radicalismo es el punto de partida de terrorismo, y el terrorismo es la cima del radicalismo”, expresa Hutami.

Este Instituto registró 129 ataques religiosos de enero a junio de 2012, sobre todo contra los cristianos y otras minorías, efectuados por el Frente de Defensores del Islam (localmente conocido como el FPI), un grupo que no tiene la consideración de “terrorista”. En 2011 se registraron 244 ataques, algunos excepcionalmente brutales, lo que obligó a la actuación de la policía. Por ejemplo, un vídeo (imágenes que pueden herir la sensibilidad) se difundió en YouTube en febrero pasado mostrando a cientos de extremistas en Java gritando “Allahu Akbar (Allah es el más Grande) y aplastando las cabezas de tres “infieles Ahmadistas”, musulmanes moderados, incluso ante los ojos de la policía.

Según Hutami, hay estudios que muestran que los grupos radicales “no terroristas” de Java están siendo utilizados por terroristas para llevar a cabo algunos de sus ataques. El Instituto investigó un ataque suicida con bomba en la Iglesia Cristiana en la ciudad de Solo, en Java Central, el 25 de septiembre de 2011, que apuntaría a esta colaboración.

INFLUENCIA A TODOS LOS NIVELES
A pesar de que se considera que “son pocos”, los grupos radicales son tremendamente influyentes. En mayo, las autoridades cancelaron un concierto de la estrella del pop Lady Gaga después de que estas organizaciones “no terroristas” amenazasen con atacar el lugar.

Los intransigentes se oponen al espíritu de la Constitución de Indonesia, que se basa en la doctrina de los principios de Pancasila: la creencia de la nación en el único Dios, justo y de la humanidad civilizada, la unidad de la nación, la democracia y la justicia social. Están luchando por la ley islámica y la “islamización” de la sociedad del país.

Y han logrado influir en un amplio sector de la sociedad indonesia. Más de la mitad de los entrevistados en una encuesta de junio 2011 por el Instituto Setara justificó el uso de la violencia contra las sectas “heréticas” y las personas “inmorales”. Más del 35 por ciento dijo que quería la aplicación de la Sharia en el país. Además, más del 37 por ciento quiere una ley que permita la lapidación como castigo por ciertos delitos, y cerca de un 35 por ciento estaba a favor del sistema de Califato.

ESCASA RESPUESTA POLÍTICA
El presidente Yudhoyono, en el poder desde 2004, ha sido demasiado prudente en el trato con los extremistas, por temor a que podría ser visto como “anti-islámico” en un país de mayoría musulmana. Los partidos islamistas, que buscan el apoyo de grupos extremistas durante las elecciones, a menudo son «cortejados» por los partidos laicos. Entre los aliados de Yudhoyono se incluyen partidos islamistas, como el Partido del Mandato Nacional, el Partido Despertar Nacional y el Partido Justicia Próspera.

El período presidencial Yudhoyono terminará en 2014, y no se presentará para revalidar su mandato. Sin embargo, no se espera que ninguno de los tres candidatos presidenciales con más posibilidades de victoria hagan esfuerzos por frenar el extremismo. Uno de ellos, el empresario Aburizal Bakrie, jefe del partido Golkar, apoyaría una reforma legal de corte islámico, y es conocido como uno de los políticos más corruptos del país.

Prabowo Subianto es el líder del partido opositor Gerindra. Es el hijo del ex dictador Suharto y uno de los supuestos cerebros detrás de los ataques contra indonesios de etnia china en el período previo a la ruptura de Timor Oriental de Indonesia, en 1999.

La tercera candidata, Sri Mulyani Indrawati, de un partido independiente, es Consejera Delegada del Grupo del Banco Mundial y ex ministra de Finanzas, y es conocida por denunciar las prácticas corruptas de las empresas familiares de Bakrie. Será difícil que, sin embargo, en caso de llegar al poder, pudiese negociar con los extremistas.

¿UN NUEVO PAKISTÁN?
Es difícil por tanto que Yakarta ponga por sí mismo coto al extremismo. Desde el exterior las presiones pueden, sin embargo, actuar en este sentido.La política de Washington hacia Yakarta ha sido conservadora en este aspecto, atendiendo más a los acuerdos comerciales y vigilando su competencia en el territorio con China.

El extremismo, después de todo, está estrechamente ligado a la política nacional, y el presidente Yudhoyono teme que una ofensiva contra los grupos radicales le hiciese daño políticamente. Esta es posiblemente una de las razones por las cuales Washington ha optado por pasar por alto el crecimiento del extremismo en esa nación.

Sin embargo, denuncia la Alianza Evangélica, si Yakarta y Washington siguen cerrando los ojos a la tormenta que se avecina, podría ser demasiado tarde para evitar que Indonesia se convierta en otro Pakistán, es decir, otro gran dolor de cabeza para los Estados Unidos y el mundo.

Fuentes: WEA, ProtestanteDigital.com

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