Argentina

ALEMANIA, 28/12/2006 (ABC)
El poder es suave, determinado pero dialogante, en manos de la canciller federal de Alemania ángela Merkel, la mujer considerada más poderosa del mundo incluso antes de asumir, ahora, la jefatura semestral de la Unión Europea y la presidencia del G8.
 
Entre alemanes, Merkel pasó de ser el «ratón gris» del Este a las mayores cuotas de aprecio (80 por ciento) de la historia de Alemania, al mes de su elección. Un año después del fin de la ansiosa era rojo-verde, hay recuperación del empleo y crecimiento, ha pasado ya la acritud y el mal estilo entre partidos, la canciller goza de una nueva estatura internacional y ha puesto en marcha varias reformas clave.

¿Puede suceder lo mismo con la presidencia alemana de la Unión Europea? No ocurrirá el esperado relanzamiento de la Constitución europea, pero Merkel quiere dejar huella de su compromiso europeo y se propone preparar el camino a varias bandas para un consenso en torno a un tratado asumible por todos los miembros, y que no traicione a los que ya lo han votado. Todo ello sin derivar hacia un texto constitucional aguado ni tener que reabrir al completo el paquete, que se convertiría entonces en Caja de Pandora. No será una Constitución «light» pero sí ha adelantado Merkel su intención de aligerarla de hojarasca leguleya para concentrarse en lo esencial.

“La persona a cargo de este vasto programa, hija de un pastor protestante en misión en la Alemania socialista, parece equilibrada, bien humorada, sobria y determinada en su pasión por la libertad”. Son palabras del muy católico diario ABC.

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