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Bogotá, Colombia (Reuters) – David Martínez hace caso omiso de las críticas y con su pelo largo, pantalones negros con grandes hebillas y botas de cuero con puntas de acero organiza su banda de rock pesado.

Pero no se está preparando para un concierto, sino para el culto en el que alabará a Jesús.

En esta iglesia cristiana no reconocida oficialmente, situada en un barrio pobre del sur de la capital de Colombia, los rosarios son cadenas, las biblias están forradas con tela índigo, la limosna se recibe en una caja decorada con puntillas afiladas y las oraciones se rezan con ayuda de dibujos dantescos.

Pantokrator, que en griego significa “Todopoderoso,” es el nombre de la iglesia, situada en una bodega, en la que para participar la condición es ser seguidor del rock “metal.”

“Hay muchas iglesias que nos han criticado, dicen cómo es posible que puedan existir cristianos metaleros, eso es imposible. Pero en mi concepto Dios es el creador de la música, de toda clase de música (…) y Dios lo único que busca de nosotros es nuestro corazón,” dijo Martínez a Reuters al término de la ceremonia.

Los cultos, a los que asisten unas 40 personas, la mayoría jóvenes vestidos de negro, con manillas de cuero y remaches de acero, se realizan los miércoles y sábados en la noche

Acordes de guitarras eléctricas, bombos y un bajo conectado a un amplificador son el detonante para que con garbo Martínez agite su cabeza. En medio de la euforia, el joven rockero levanta sus manos para cantar alabanzas al señor.

Rompiendo esquemas

“Yo quería una iglesia diferente y lo que me llamaba la atención de esta era el rock. Por eso llegué aquí, por saber que el pastor era mechudo y que compartía los mismos gustos, era increíble ver eso, empezamos a compartir la música, los gustos, todo, por eso estoy acá,” dijo Adriana Ardila, asistente a la ceremonia.

La idea de una iglesia surgió de la necesidad de combatir la estigmatización de los seguidores de este tipo de música, que en ocasiones se asocia con drogas, sexo y alcohol, lo que los ha alejado de las iglesias tradicionales.

“Toda la vida se consideró al rock como una epidemia, una enfermedad dentro de la iglesia, no se daba espacio a los muchachos que llegaban con tendencia rockera,” dijo Cristian González, un joven de 24 años, fundador de la iglesia.

“De ahí nace la idea, en el sentido en que nunca hubo un lugar para que ellos pudieran llegar a Dios,” explicó el joven de larga melena, quien además de oficiar como pastor es el baterista de la banda.

Los seguidores de la iglesia defendieron su existencia pese a que el Concilio de Las Asambleas de Dios, organización cristiana a la que dicen pertenecer, informó que no está inscrita.

Alrededor de un 80 por ciento de la población de Colombia es católica, aunque a partir de la Constitución de 1991, en la que se estableció la libertad de culto, ha cedido terreno frente a otras iglesias.

“Pantokrator es un movimiento novedoso y no conocemos bien ni su doctrina ni su liturgia,” dijo un comunicado del Concilio, en el que no obstante precisó que González estuvo vinculado como alumno del Seminario Bíblico Central, pero no porta credenciales como ministro.

Pero González defiende su propuesta, citando a su líder espiritual.

“Jesucristo era capaz de demostrar que él se acercaba a las personas sin importar la condición que tuviera, fuera prostituta, ladrón, fariseo, fuera lo que sea, él se acercaba a ellos, él rompió ese esquema a través de la acción,” dijo.

Por Leonardo Suárez

Fuente: Reuters

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