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En las próximas elecciones de 4 noviembre, el voto religioso tendrá una importancia capital en Estados Unidos. Obama y McCain, conscientes de esta realidad, han movilizado su maquinaria a fin de atraerlo.
 
 

Hace unas semanas John McCain y Barack Obama rindieron examen frente al voto religioso en Estados Unidos en la famosa «mega-iglesia» de Saddleback con capacidad mas 3000 personas sentadas. Interrogados por Rick Warren, uno de los más famosos pastores del país, autor de «best-sellers», como «The Purpose Driven Life», ambos buscaron demostrarle a los influyentes grupos cristianos de ambos partidos que defenderían sus valores si llegaban a la presidencia. En los últimos años, las famosas «mega-iglesias», un termino que describe las iglesias cristianas que agrupan mas de 2000 personas por congregación, se han convertido en auditorios regulares para candidatos políticos. En Estados Unidos hay alrededor de 1300 mega-iglesias, que atraen a 4.5 millones de personas todas las semanas. Representan solo un 1% de las congregaciones, pero tiene un alto perfil político y mucha exposición en los medios de comunicación.  La población de Estados Unidos sigue siendo comprensivamente religiosa, con un 92% de los habitantes que dicen creer en Dios, y un 63% que sostienen que la Biblia es la palabra de Dios. Sólo 46% dicen que votarían por un Presidente que fuera ateo. 52% de los votantes encuestados por Rasmussen Reports en 2007 reconocen la religión de un candidato como un factor importante a la hora de decidir su voto.  En las últimas décadas han sido los republicanos quienes mejor han capitalizado el voto cristiano, pero en esta campaña el candidato demócrata, Barack Obama, parece sentirse más cómodo hablando de religión que el Senador McCain. Una anécdota ilustra muy bien estas tensiones. En el 2006, cuando Obama apareció por primera vez en la mega-iglesia del  Reverendo Warren, junto con el senador conservador Sam Brownback, uno de los abanderados republicanos de la agenda mas conservador del partido, éste lo saludó diciendo «Bienvenido a mi casa», y Obama rápidamente le respondió «esta es mi casa también», «esta es la casa de Dios no la suya». La línea entre la religión y la política ha sido siempre difícil en las campañas presidenciales, ambas inevitablemente se superponen en muchas realidades y circunstancias. Los dos partidos presentan tensiones, ya que los republicanos, con toda su defensa del individualismo y la no intromisión del estado en la vida del ciudadano, han defendido la intromisión del estado en temas morales, con el reciente ejemplo de la Administración Bush, que en el 2001 lanzo la Iniciativa para la Fe, que otorgó mas de 5.7 billones de dólares a grupos pro-fe en todo el país. Esto ha llevado la agenda de la discusión hacia la derecha, obligando a los demócratas también a hablar más de religión, y definir estrategias específicas para atraer el voto cristiano. La campaña de Obama organizó cientos de «town-hall meetings» en todo el país enfocadas en votantes que practican la religión. Esto no deja de ser controversial para un partido que siempre ha abogado por posturas seculares, considerando que la religión no debía ser parte del actuar político. Por un margen de 2 a 1, un 62 a 29% esta de acuerdo en que un presidente tome decisiones basado en su fe, mientras que en el caso demócrata la opinión es exactamente contraria, 64% se opone El autor Stephen Mansfield, un reconocido escritor de origen evangélico conservador acaba de publicar un libro sobre la fe del Senador Obama «The Faith of Barak Obama», donde sostiene que la religión no es una cuestión política para Obama, sino algo real, que ha transformado su vida, y lo sigue haciendo. El autor señala que en el caso del Presidente Carter, o del Presidente Clinton, ambos erigieron una pared de separación entre su fe y el gobierno, no dejando que sus creencias influyan en sus políticas. En el caso de Obama es diferente, su fe influye su día a día, incluyendo las políticas publicas, su actuar político.  McCain ha sido menos agresivo que otros candidatos republicanos como el actual presidente Bush y Ronald Reagan en cortejar el voto evangélico. Sin embargo, la suma de la gobernadora Sarah Palin como candidata a Vicepresidente ha cambiado la ecuación, volviendo la fórmula presidencial republicana especialmente conservadora en temas morales.  En las elecciones de Noviembre, el voto religioso, principalmente concentrado en la comunidad evangélica, quien tiene mayor poder de movilización y convocatoria, será determinante en el resultado final. El grupo conservador cristiano voto en un 74% por el Presidente Bush en el 2004, y siguen siendo una comunidad vital en la estrategia republicana. Veremos que pasa en Noviembre.

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