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Nadie ha quedado indiferente ante la inauguración de una nueva etapa en los EEUU, los protestantes norteamericanos incluidos. Por un lado, la oración de Rick Warren frente a la participación del Obispo Gene Robinson. Por otro, las sensaciones que ha dejado la inauguración del mandato de Barack Obama. Son los dos temas más comentados entre los cristianos estadounidenses estos días. Tan sólo unas horas después de la ceremonia que convertía al vencedor de las elecciones oficialmente en Presidente, muchos líderes evangélicos ya daban su opinión sobre el acontecimiento y sus repercusiones.

La flamante inauguración del mandato de Barack Obama como presidente de los Estados Unidos, ha sido el tema de conversación en cualquier rincón del país, en los últimos días. La “consagración” de un presidente es algo que de por sí se considera de vital importancia. A ello se añade el hecho de que durante meses la toma de posesión se haya visto como un cambio oficial de era. Así pues, cualquier detalle de lo vivido el pasado 20 de febrero se está analizando con lupa.

Entre los centenares de miles de ciudadanos que han expresado su opinión en blogs, foros y webs especializadas en Internet, también están varios líderes evangélicos estadounidenses. La revista Christianity Today ha recogido algunas de las opiniones que han conssiderado más destacables, para hacer una primera “opinion roundup” (ronda de opiniones) sobre lo que se vivió en el Capitolio (Washington, D.C.).
Charles Colson, ex político, reconocido escritor y fundador de Prison Fellowship Ministries (una organización cristiana que trabaja en las cárceles con presos), considera interesante que aunque las oraciones públicas “hayan sido excluidas de actos como las graduaciones escolares”, siguen siendo pieza central del “más importante ritual democrático: el traspaso de poder”.

Destaca Colson que sean cristianos o no, los líderes políticos “siguen aprovechándose de este acto casi religioso”, en referencia a la inauguración del mandato, porque la introducción de Dios en la investidura “da una legitimidad moral” que el gobierno, de alguna forma “trata de encontrar”. Es decir, el pedir por la bendición de Dios “aunque sólo sea un día” y “rompiendo la así llamada separación entre estado e iglesia” es suficiente para conseguir la imagen que se busca, añade Colson, de forma crítica.

DEMASIADA CONFIANZA EN UNA SOLA PERSONA
También Joe Carter, analista cultural cristiano y reconocido blogger, se siente incómodo con el formato. Cree que las inauguraciones presidenciales (no sólo la de Obama) son algo parecido a “la coronación de un César”, lo cual es “preocupante”. Explica Carter que su incomodidad al ver la pomposa inauguración viene porque gran parte del simbolismo utilizado recuerda “tanto a la monarquía como la religión civil”.

En clave más amplia, Carter cree que “la transición en el poder de un hombre a otro hombre no marca una significante transición en América”, ya que ni “los miedos y preocupaciones” ni “los sueños y esperanzas” cambian por el hecho que haya un nuevo inquilino en la Casa Blanca. Porque resalta Carter que un cambio en el gobierno no tiene el poder para cambiar “la naturaleza humana o los corazones de los ciudadanos”.

Trevin Wax, pastor y colaborador de Christianity Today, dice que “odia pinchar el globo de orgullo nacional en este momento histórico”, pero que no puede evitar decir que para él, la “emoción de haber dejado atrás un era de un muy pecaminoso racismo” se ha visto rápidamente sustituida por una nueva preocupación. Según Wax, la sensación general del “por fin hemos llegado” que se respira en todo el país es peligrosa porque suena a un orgullo que recuerda “al espíritu de Babel”, en el que tras haber superado el pasado, los ciudadanos se consideran ahora “imparables, imbatibles e inexpugnables”.

Brad Lomenick, joven director del ministerio para líderes Catalyst, tiene otro enfoque. Aunque se muestra “en desacuerdo con casi todas las políticas de Obama” y pese a que considera que el nuevo presidente no puede ser “la respuesta a todos nuestros problemas”, sí cree que “el cambio puede ser bueno”. Se considera “orgulloso” de lo que significa la elección de un afroamericano como líder nacional y dice que orará especialmente por él y su gobierno. En todo caso, concluye, “no se trata de una administración, se trata de nuestro país”. El cambio real ha de darse entre los ciudadanos.

 
   
 

Por último, y desde un punto de vista más cercano al mundo hispano, Samuel Escobar (misionólogo, conferenciante y escritor de origen peruano pero afincadao en EEUU y España), opina que pese a que “los gestos y palabras de Obama no me llevan a sostener que el nuevo presidente sea un creyente evangélico”, sí piensa que se puede tener esperanza en que su mandato tenga “más en cuenta a los pobres, corrigiendo excesos del mercado, respetando más a las otras naciones del mundo y los derechos humanos” y tome en serio “la cuestión ecológica”.

Escobar, que es estadounidense “adoptivo”, también destaca que pese a que los EEUU “son el primer país moderno que en su Constitución separó claramente la iglesia del estado”, lo cual es positivo, se ha podido ver también en la inauguración oficial del mandato, “que el proceso de secularización y de fundamentalismo laicista” en el país “no ha alcanzado los niveles de algunas naciones europeas”. De entre los diferentes actos simbólicos que evidencian que se dieron en el acto, destaca, “el gesto de Obama de jurar sobre la misma Biblia sobre la que juró Abraham Lincoln”.

LAS ORACIONES DE WARREN Y ROBINSON
Mucho se ha hablado de Rick Warren en las semanas previas a la toma de mando del nuevo presidente. Especialmente por los ataques que el pastor ha recibido de los colectivos homosexuales, protestas airadas que incluso obligaron a Obama a defender la elección de Warren como participante en la ceremonia. Por ello, el equipo de Obama al final invitó a participar también a Gene Robinson, obispo homosexual con pareja, para intentar placer a los críticos.

Pues bien, en el contexto evangélico la “invocación religiosa” (que es como se había denominado oficialmente la intervención de Warren) se ha recibido positivamente. La intervención de Robinson, en cambio, es desaprobada por la mayoría.

Para el comentarista online Michael Spencer, las diferencias entre las oraciones de Warren (durante la inauguración) y Robinson (en un acto previo, dos días antes) ejemplifican claramente lo que ocurre dentro de la cristiandad actualmente. “No es posible hablar del Dios de las muchas interpretaciones” dice, en referencia a las palabras de Robinson. Su falta de concreción y su intento de sonar agradable a diferentes tendencias es un sinsentido, cree Spencer: “es como si le estuvieras orando al gato”, dice irónicamente. “El cristianismo aún tiene mucho que decir sobre Dios a nuestro mundo” y claramente, sobre Jesús “que es por quien conocemos quien es el Dios del que hablamos”.

También Al Mohler (locutor radiofónico y presidente del Seminario Teológico Bautista del Sur) cree que Warren y Robinson “tienen visiones del mundo radicalmente diferentes”. Mohler considera que “no es que se trate de representantes muy diferentes de una misma religión, sino que son representantes de dos religiones muy diferentes”.

Añade Fleming Rutledge (primera mujer ordenada sacerdote en la iglesia Episcopal) que el “problema básico del Obispo Robinson no es que sea abiertamente y activamente homosexual”. El “problema de verdad”, remarca, es que “Robinson no cree que el cristianismo sea una fe universal, y tampoco cree que las escrituras tengan un mensaje universal”.

Para John Piper, la homosexualidad declarada de Gene Robinson sí es un problema básico. Para él, la invitación de Obama es un error grave, porque entra en competencias en las que no debería entrar. “Es trágico no por el hecho de que Obama quiera legitimar las relaciones homosexuales, sino porque quiere conseguir el apoyo de la iglesia a la homosexualidad”. En otras palabras: “Lo trágico es que Obama no simplemente tolera, sino promueve a una persona y un punto de vista que convierte a la iglesia en un ministerio de condenación espiritual”.

Sigue Piper diciendo que la “tragedia” aquí no es que muchas personas en la vida pública actuen de formas que llevan “a condenación espiritual”, sino el hecho que Obama “convierte al cristianismo en una agente de condenación espiritual, y no de salvación”. Repite Piper que “bendecir a la gente en su pecado, en lugar de ofrecerles perdón y liberación es dar condenación en lugar de salvación”.

Por último, el joven pastor de Seattle, Mark Discroll, (muy citado en los medios por sus posturas calvinistas), considera que la intervención de Rick Warren fue muy acertada. Discroll remarca que Warren hizo exactamente lo que Pablo pedía en sus cartas a Timoteo: “Así que recomiendo, ante todo, que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos, especialmente por los gobernantes y por todas las autoridades, para que tengamos paz y tranquilidad, y llevemos una vida piadosa y digna. Esto es bueno y agradable a Dios nuestro Salvador” (1ª Timoteo 2: 1-3).

EDITORIAL DE PROTESTANTE DIGITAL
Por su parte el magazine Protestante Digital ha publicado un Editorial (¿Nos Obamos?) analizando las expectativas existentes ante el nuevo Presidente de los Estados Unidos de América

Fuente: Christianity Today, P+D. Redacción: Joel Forster, ACPress.net.

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