“El mundo evangélico ha sido mi gran aliado en inculcar valores a la familia y alejar a los jóvenes de las drogas. Los evangélicos serán un brazo del municipio y cada pastor para mí será otro alcalde”, dijo el líder gremialista, quien prometió una oficina de asuntos religiosos dirigida por un pastor. Una semana antes, el aspirante a alcalde de la DC, Jaime Ravinet, había hecho lo suyo asegurando exactamente lo mismo.
Mario Vilches, fiel de la Iglesia Metodista Pentecostal Universal y amigo personal de Ravinet, lo ha ayudado a concertar reuniones con los pastores de las iglesias evangélicas más importantes de la comuna. Cada domingo visitan cuatro templos. Hoy, eso sí, pasarán sólo por dos, ya que por la mañana estarán en el clásico Te Deum evangélico.

Nada augura que las reuniones entre candidatos y fieles cesen. Por el contrario, los distintos aspirantes a alcaldes están visitando templo por templo. Desde la candidata comunista de Pedro Aguirre Cerda, Claudina Núñez, hasta el de la UDI en Puente Alto, Manuel José Ossandón. Todos han tenido reuniones con el mundo evangélico para estrechar vínculos y hacer promesas.
Los fieles dicen tener la sartén por el mango. Aunque nunca se ha comprobado cuán representativo es el voto evangélico, y ni siquiera si se comporta de forma distinta al del resto de los ciudadanos, nadie se atreve a despreciarlos a priori. Después de todo, según el censo de 2002, los evangélicos representan al 15,14% de la población mayor de 15 años, y algunos sostienen que en realidad la cifra alcanza al 20%. Por eso, la batalla por conseguir el voto de los militantes de esta religión está desatada en las comunas, un indicio claro de lo que se vendrá para la contienda presidencial y parlamentaria del próximo año.

“Tendría que haber un protocolo firmado, un convenio sobre qué candidato podríamos apoyar. Sólo así se podrá apoyar a uno de ellos a la Presidencia; podemos canalizar 800 mil votos de acuerdo a un pronunciamiento de gente representativa de la Iglesia que pudiera marcar la línea de pensamiento, eso es tremendamente factible”, advierte el obispo Emiliano Soto, presidente de la Mesa Ampliada de las Iglesias Evangélicas.
En Chile, las iglesias evangélico-protestantes provienen de tres corrientes: las tradicionales europeas históricas (anglicanos y luteranos) la tradición misionera, cercana a los cultos bautistas y metodistas norteamericanos, y el mundo pentecostal, creación evangélica criolla. De éstas, un 70% corresponde al pentecostalismo, movimiento testimonial basado en la emoción y en las manifestaciones carismáticas, supuestamente, del Espíritu Santo. Las distintas corrientes que cuentan con más de dos mil denominaciones se han extendido hasta representar cerca de dos millones y medio de personas, especialmente en los sectores más populares, donde el culto pentecostal ha crecido profusamente.

Entre los evangélicos se afirma que los fieles votan por candidatos que ofrezcan mayores resguardos para la libertad de religión, aunque la mayoría parece estar más cercana a los gobiernos de la Concertación. “En su mayoría, los fieles votan por la coalición de Gobierno, debido a los importantes avances que ha permitido en materia religiosa. Patricio Aylwin promovió la Ley 19.638, o Ley de Libertad de Culto, la que luego fue firmada por Eduardo Frei. Por su parte, Ricardo Lagos publicó los reglamentos y Michelle Bachelet instauró las capellanías en La Moneda y en las Fuerzas Armadas. Además, hoy los evangélicos trabajan en políticas públicas de rehabilitación de drogas”, asegura Humberto Lagos, experto en sectas y actual encargado de asuntos religiosos de La Moneda.
Aunque en parte importante de los líderes asociados a la Mesa Unificada Ampliada, cercana al progresismo existe satisfacción con el oficialismo, en las bases evangélicas se respira cierto descontento por asuntos como el Transantiago o la inequidad. En efecto, hay sectores evangélicos ligados al mundo de la centro-derecha, especialmente al Partido Regionalista Independiente y a Renovación Nacional.

En plena época electoral, y debido a esta especie de transversalismo del mundo evangélico, se ha mantenido el trabajo de los enlaces, los elegidos de cada partido para estrechar los vínculos con el mundo evangélico. Más allá de mantener buenas relaciones, otra estrategia de los partidos tradicionales es captar candidatos evangélicos que integren sus filas, lo que se ha potenciado por los cambios que desde hace 10 años ha tenido el mundo evangélico. “Ha habido un cambio de paradigma en Chile; hace 25 años un pastor se encerraba en su iglesia a decir prédicas, ahora tenemos un pastor ciudadano involucrado en el municipio. Eso ha llevado a que los pastores sean candidatos alcaldes o concejales. En este aspecto ha habido una diversidad de partidos que han acogido a nuestros candidatos”, asegura el obispo Emiliano Soto, presidente de la Mesa Ampliada de las Iglesias Evangélicas.

Aunque no hay cifras oficiales, para esta elección municipal se cuentan alrededor de 200 candidatos evangélicos entre alcaldes y concejales, concentrados principalmente en las regiones del Biobío y la Araucanía, y, específicamente, en ciudades como Lota, Curanilahue, Arauco, Lebu y Los álamos. Entre ellos hay militantes de la DC, RN, UDI, PPD, PRSD, PS en menor cantidad y PRI. En Santiago, en varias comunas populares, como Maipú, Cerro Navia, San Bernardo o El Bosque, hay al menos un concejal evangélico. Entre los alcaldes conservadores más queridos por esta comunidad destacan los cuestionados Carolina Plaza, quien instaló un busto de Martín Lutero en una plaza de Huechuraba, y Gonzalo Cornejo, que promovió al pastor encargado de asuntos religiosos de la Municipalidad de Recoleta como candidato a concejal de la UDI.
Y es que, pese a la relativa satisfacción con el oficialismo, existe cierto sector del pueblo evangélico vinculado a la derecha que está preparando sus propios planes. De hecho, tiene un grupo el Movimiento Cristiano por Chile, que dirige Cristián Fonseca que asesora las candidaturas y pretende trasladar la religión a la política.

Fonseca explica que el movimiento cuenta con la asesoría de abogados, economistas, concejales y dirigentes que entregan su experiencia. Uno de los asesorados es Raúl Romero, candidato a la alcaldía de Concepción, en competencia con Jacqueline van Rysselberghe (UDI) y Ariel Ulloa (PS).
Los postulados de este movimiento son muy conservadores. En realidad, “mientras no se compruebe que la píldora no es abortiva no queremos correr el riesgo de aceptarla. Queremos prevenir la solicitud de la píldora en consultorios, sobre todo los días lunes, porque los jóvenes salen a sus fiestas los viernes y los sábados, eso produce mayor desenfreno”, enfatiza uno de sus dirigentes, Hédito Espinoza, quien preside además el Consejo Evangélico Nacional de Chile (Cenach).
Esta cercanía no es nueva. Durante la dictadura, el régimen militar recibió el apoyo expreso del patriarca Javier Vásquez Valencia, líder durante años de la Iglesia Evangélica Pentecostal e íntimo amigo de Pinochet. Tras su muerte, en 2003, la herencia espiritual la asumió su hijo Jorge Vásquez Daza padre del joven Aarón Vásquez, condenado por asesinar a un ciclista con un bate de béisbol , quien se alejó del templo histórico de calle Jotabeche y construyó su propia iglesia en Maipú.
El pastor y joyero Enrique Vilches, enfrentado hace años con el clan Vásquez, recuerda cómo el obispo, apodado Papito Javier, enfrentó a sus fieles en la víspera del plebiscito de 1988. “Un día se paró frente al púlpito y dijo: ‘Dios dice que el Sí es el amén; por tanto, todos tenemos que votar por el Sí’. él era incondicional de la dictadura; esa vez incluso mandó telegramas a cada una de las iglesias de Chile para influir en la votación de los fieles”, asegura Vilches.

Periodico La Voz