.- El Arzobispo de Mérida, Mons. Baltazar Porras Cardozo, indicó que la concentración del poder que lleva a cabo el gobierno actual atenta contra la igualdad social que desean los venezolanos ya que el equilibrio «entre los distintos sectores e instituciones de la sociedad» permite que «esa igualdad que deseamos para todos sea una realidad».
El también Primer Vicepresidente del CELAM recordó a los venezolanos que, independientemente de «sus apetencias políticas», la vida de un país pasa «fundamentalmente por la vida de cada una de las personas» y «sus derechos que no se pueden hipotecar«.
El Prelado aseguró que con los «avances que se han dado en el mundo entero» en la «concepción de la democracia», queda desfasada la «concentración de poder en un grupo y muchísimo menos en una persona» y emerge la necesidad de contar con el equilibrio entre «los distintos sectores e instituciones de la sociedad».
«Cualquier otra cosa se convierte en un sueño y esto fue lo que hizo caer en los siglos anteriores todos estos regímenes regalistas, autoritarios, personalistas» afirmó Mons. Porras y aseveró que «los regímenes autoritarios que han existido» y que «todavía existen» generan un gran problema «en cuanto a los derechos humanos y al sentido de igualdad que debe existir para todos los ciudadanos».
Al referirse a las posibles reforma de la Constitución, el también Presidente de la Comisión de Comunicación del Episcopado venezolano indicó que al «darle al estado la responsabilidad prácticamente sobre todos los ciudadanos» queda «desdibujada la familia, las instituciones intermedias» y agregó que la historia venezolana ha demostrado que «este tipo de reforma cuando se han querido hacer es sencillamente para consolidar el grupo que está en el poder su permanencia«.
Para el Prelado, la reforma constitucional que pretende realizar la Asamblea Nacional no busca «cambiar unas cuantas cosas, sino instaurar una sociedad y una Venezuela que no ha existido jamás». En su opinión, esta manera de actuar «como un simple trámite, creo que es un insulto a la inteligencia y a la necesidad real de participación que debe haber de toda la sociedad venezolana».
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