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BOLIVIA (Cristianos.Com).- En la dedicación de una nueva traducción del Nuevo Testamento en Bolivia, líderes de la comunidad hablaron de cómo llevaban vidas desarregladas, y dijeron que la lectura del Nuevo Testamento les permitiría enmendarse y comenzar de nuevo en el camino de Dios.

Las sorprendentes admisiones se presentaron en la dedicación del Nuevo Testamento en la lengua quechua del Norte que se realizó en Chuma, una población de unos quince mil habitantes a doscientos kilómetros al norte de la capital, La Paz, en noviembre.

La dedicación significa que por lo menos unos veinticuatro mil quechuas -algunos calculan el número de hablantes tan alto como treinta y cinco mil- podrán leer la Palabra de Dios en su propia lengua.

En el transcurso de la ceremonia se entregaron ejemplares del Nuevo Testamento a todos los representantes de las autoridades locales religiosas, políticas y educativas que asistieron al evento. Los líderes de comunidades vecinas también recibieron ejemplares, y todos le dieron las gracias a la Sociedad Bíblica Boliviana por el trabajo de poner las Escrituras en su idioma.

Pastores de las iglesias enfatizaron en el valor de la traducción del Nuevo Testamento para comunidades de fe en lugares remotos, en tanto que maestros dijeron que aunque el Nuevo Testamento era un libro primordialmente de interés religioso, sería, no obstante, un punto de referencia importante en la educación, al tener en cuenta que existe muy poco material impreso de otra índole en la lengua quechua del Norte.

Otros oradores recalcaron el valor cultural del libro y su importancia para la identidad de la gente que vive en la Bolivia occidental.

Llegar a Chuma desde La Paz significa cruzar el altiplano de la región, y luego la Cordillera Real, la cadena montañosa más larga y alta de Bolivia. Solo entonces uno desciende a los hermosos y fértiles valles de Muñecas. Hace cinco años el viaje hubiera durado veinte horas; hoy puede hacerse en cinco. Miembros de la Junta y personal de la Sociedad Bíblica Boliviana se encuentran entre los que hicieron el viaje para asistir al acontecimiento.

La gente que vive cerca de allí se enraíza en la cultura de los indios mojos, famosos por el método ingenioso de utilizar el agua para irrigar los cultivos, y por la alfarería que se caracteriza por los colores rojo, blanco y negro, y los diseños geométricos.

Después del florecimiento que tuvo de los siglos XII al XIV, la cultura mojo comenzó a declinar con la llegada de los incas. Hoy sus descendientes hablan el quechua: la mayoría de las mujeres habla el quechua solamente, mientras que los hombres también hablan el aimará y el castellano; estos tres idiomas constituyen los idiomas «oficiales» de Bolivia.

La lengua quechua que se habla en los alrededores de Chuma, sin embargo, se diferencia de la versión que se habla en otras ciudades como Oruro, Cochabamba o Potosí, y se parece mucho al quechua de Cuzco.

Un Nuevo Testamento en el quechua del Norte se publicó a principios de la década de los años ochenta, aunque ya no se consigue y, debido al crecimiento de las iglesias en zonas rurales donde la lengua sigue muy viva, la Iglesia ha necesitado grandemente una traducción revisada.

El evento comenzó en la mañana con una procesión hacía la plaza principal donde se celebraría la ceremonia, y fue muy colorida debido a los vestidos tradicionales que exhibían los participantes. La gente del lugar y los que llegaron de otras partes también habían traído bandas folclóricas, y todos estos elementos aunados le dieron a la dedicación un ambiente de «fiesta». Gran cantidad de personas de las zonas circunvecinas se dieron cita en Chuma, y muchas más lo hubieran hecho de no haber sido por la falta de transporte.

Al comienzo de la ceremonia, el párroco, el reverendo padre Edgar Chipana, hizo énfasis en la singularidad de las Escrituras. «Es el único medio como nuestra gente puede conocer la verdad», dijo. «La Palabra de Dios es la única forma que tenemos para poder construir un nuevo país, un país diferente, un país que no hace distinciones».

Entre los que recibieron honores se encontraban los traductores del Nuevo Testamento, Richard Angles y Francisco Quispe.

Posteriormente se sirvió un desayuno comunitario, que se degustó al acompañamiento de las diversas bandas que siguieron tocando todo el día. La noche se convirtió, en efecto, en un festival musical, ya que los varios grupos, solistas y bandas aprovecharon la oportunidad para demostrarle sus habilidades a la multitud.

La Sociedad Bíblica había hecho imprimir cinco mil Nuevos Testamentos para la ocasión. Muchas personas se aseguraron de conseguir sus ejemplares individuales, y otros compraron cajas completas para llevar a sus comunidades. El día de la dedicación, en particular, el Nuevo Testamento estuvo disponible a un precio muy especial, que tuvo en cuenta la gran pobreza de la gente del lugar.

Fuente: LaBibliaWeb.com /SBU

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