Caracas, (Agencias).- El Cardenal Jorge Urosa expresó su desacuerdo con las palabras del Presidente Chávez sobre algunos representantes de la jerarquía católica y anunció que este viernes se le dará una respuesta sensata y firme.
Urosa indicó que la reconciliación es muy importante porque el país está muy dividido y eso exige que no exista intolerancia, confrontación y descalificaciones.
El Cardenal dijo este 5 de Julio que cada venezolano tiene que dar lo mejor de sí mismo, en la línea del amor y la justicia, para que Venezuela sea un mejor país.
«Lenguaje grosero, procaz e insultante»
El arzobispo de Coro, monseñor Roberto Luckert, expresó que está acostumbrado al lenguaje «procaz, insultante y grosero» del Presidente Chávez, al responder a una pregunta sobre las últimas declaraciones del Jefe de Estado referidas a la posición de altos jerarcas de la Iglesia con respecto a la reforma constitucional.
Luckert recordó que el Presidente de la República señaló que los militares eran condones, le sacó la madre al Presidente Bush, llamó oligarca y corrupto al Congreso de Colombia y le ha dicho tumores a los representantes de la Iglesia Católica.
Indicó que él no ha mentido al decir que una cosa tan grave como la reelección indefinida tiene que ser debatida desde ahora porque se propone cambiar la estructura del país.
Monseñor cree que es un abuso que el Presidente de todos los venezolanos se presente en actos públicos vestido de «rojo-rojito» y el el Jefe de Estado quien tiene que llamar a la reconciliación.
Renovar la fe ante éxodo de cristianos a otras religiones
Monseñor Ubaldo Santana, presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela, expresó que se está analizando el número de católicos que se han ido a otras religiones y las causas que han motivado este hecho.
«Hemos diagnosticado una debilidad en la práctica de la vida cristiana y también una falta de entusiasmo y de energía renovada en la trasmisión de nuestra fe a las nuevas generaciones. Estamos comprobando que esa declinación se ha reflejado en el éxodo de un número apreciable de católicos a otras confesiones cristianas».
Indicó que esa migración no es por razones doctrinales sino más bien «por desatención o falta de acompañamiento pastoral de tantos cristianos». Admitió que la Iglesia efectivamente no cuenta en este momento con todos los sacerdotes que requiere «pero tampoco ha sabido utilizar a plenitud todas las posibilidades que ofrecen los cristianos y laicos que son la gran mayoría de la Iglesia».
Considera que la Iglesia está en «un profundo proceso de renovación, en el fondo la gente que se ha ido es porque tiene hambre de Dios, no porque rechacen la Iglesia Católica sino porque la Iglesia no supo llegar a donde ellos estaban o vivían».
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