Argentina

La Biblia ha sido para parte de los rehenes de las FARC, en particular para Ingrid Betancourt, para poder soportar años de cautiverio en condiciones infrahumanas, vejaciones y enfermedades en la selva colombiana.

Las primeras palabras de la rehén más famosa de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), rescatada el miércoles por el ejército, fueron de agradecimiento a Dios por su liberación.

Las oraciones y la Biblia, cuya lectura compartió con su gran amigo el ex senador Luis Eladio Pérez, contribuyeron a que la ex candidata presidencial por el partido ecologista Oxígeno, que como el 80% de los colombianos se declaraba católica antes del secuestro aunque no practicante, no cayera en el abismo.

Pero no sólo Betancourt se ha agarrado a la fe o la espiritualidad entre los rehenes de las FARC. La lectura de la Biblia, las oraciones y las discusiones religiosas han ocupado buena parte del tiempo de los ex rehenes durante los largos días de cautiverio en la selva del Guaviare.

Para el ex senador Luis Eladio Pérez, un católico «no practicante» liberado el pasado 27 de febrero gracias a la intermediación del presidente venezolano, Hugo Chávez, el recurso a la religiosidad supuso un alivio de carácter espiritual durante sus seis años de cautiverio. El Nuevo Testamento, y muy en particular el Sermón de la Montaña, se convirtieron en pieza clave y en un aliciente para el futuro.

En un país donde hasta los sicarios tienen su propia Virgen, y se dan la bendición antes de disparar para matar, y donde en la Constitución estaba escrito hasta 1991 que la fuente del poder era Dios, estas señales de fe forman parte de la vida cotidiana.

No obstante, Pérez recuerda que muchos vivieron la religión en cautividad como un «tormento», pues se sintieron abandonados por ese Dios en el que habían creído pero que sentían que en los peores momentos les dejó abandonados. Un sentimiento que han vivido muchos creyentes en momentos críticos, como el Holocausto, una catástrofe o una guerra.

John Pinchao, un policía que logró escapar del cautiverio de las FARC en mayo del año pasado, relata en su libro ´Mi fuga hacia la libertad´ que cuando decidió leer la Biblia para poder «criticar» con conocimiento de causa en las acaloradas discusiones, «había perdido la fe, ya no creía en Dios y pensaba que si en verdad existiera no dejaría cometer tanta injusticia en el mundo». Pero no se dejó convencer cuando Ingrid Bentancourt le decía que todo lo que decía la Biblia era cierto, admite, aunque su lectura le dejó por lo menos el gusto por los libros frente al pasatiempo de la televisión.

Fuente: AFP. Redacción: ACPress.net

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