Argentina

A miles de kilómetros de distancia de Haití, decenas de voluntarios construyen casas nuevas para los haitianos que quedaron sin hogar tras el terremoto de enero. En Houston y en una bodega al norte de Virginia, Estados Unidos, el ministerio “Cristo en Acción” coordina la fabricación de estas viviendas portátiles que responden a un diseño exclusivo.

Decenas de voluntarios cortan madera, ensamblan paredes y hacen todo lo necesario para levantar una ingeniosa estructura que puede albergar hasta ocho haitianos.

El sueño comenzó con Denny Nissley, cuyo ministerio ‘Cristo en Accion’, se especializa en atención de desastres. Tras el terremoto que devastó a la capital haitiana, Nissley quiso ponerse en acción inmediatamente. «Empecé a orar y Dios dijo: ´esa gente necesita un lugar donde vivir´», dice Nissley.

él no tenía idea por dónde comenzar, pero sintió que debía llamar a un diseñador llamado Ed Lloyd, a quien hasta ese momento no conocía. Asombrosamente, descubrió que Lloyd vivía cerca, había sido misionero en Haití, y sabía exactamente el tipo de estructura que los haitianos necesitaban.

PROYECTO EN MARCHA
«Ed se sentó a dibujar y en 30 minutos terminó el diseño. Tomó en consideración el clima, la cultura, y otras cosas con las que los haitianos se enfrentan cotidianamente, y que nosotros ni nos imaginamos”, explica Nissley.

El resultado es una casa cuyas piezas son fácilmente colocadas en soportes y fácilmente embarcadas y ensambladas. Todo por sólo 600 dólares cada una.

Se trata de una casa pequeña, pero no tanto para los haitianos.»Ellos habitualmente no viven al interior de su casa. La mayoría no tiene agua potable o electricidad, así que no se necesita incluir un baño o una estufa», explica Nissley. Las casas son construidas de tal manera que puedan interconectarse y formar patios a cielo abierto. «Ahí es donde pueden cocinar, lavar, sentarse a conversar y comer», dice.

SUEñO HECHO REALIDAD
Ya con un sueño y un plano, Nissley necesitaba todo lo demás… Y en seguida llegaron los recursos: «alguien donó 15 mil pies cuadrados de materiales y 10 acres de terreno por seis meses. Otros donaron montacargas”.

También llegaron multitud de voluntarios de varios lugares. Por ejemplo, treinta personas viajaron desde Ohio por una semana a construir casas.

El encargado de organizar a la multitud de voluntarios que llegan a Virginia del Norte es Miles Carlson. él asegura que trabajando con voluntarios descubrieron que deben ahorrar los recursos al máximo. “El diseño de las casas es simple pero resuelve bien la necesidad de los haitianos”, reconoce.

Nissley apunta un detalle curioso. «Algo que no sabíamos hasta comenzar el proyecto es que las personas en Haití lidian con las tarántulas. A estas grandes arañas no les gusta la luz, de modo que la luz que entra en las casas contribuye a que huyan”, explica.

Una apertura en el techo también ayuda a que salga el calor y su inclinación permite que el agua de lluvia baje en un solo lugar donde puede ser recogida.

Los voluntarios ya han hecho más de quinientas casas. La meta de Nissley son tres mil. El sabe que es una operación que solo Dios, no él, puede hacer que se cumpla. «Le dije a un amigo: ´Dios me dio esta idea, pero está haciendo que el cuerpo de Cristo la cumpla´», comenta.

 

Fuente: MundoCristiano. Edición: ProtestanteDigital.com

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